Como si de un collar
de preciosas perlas se tratara
labras el campo para la siembra
Aras los surcos buscando semillas
y espolvoreando en sementeras.
Vas engarzando una a una, las tareas...
Riegas a tiempo
para que crezcan y lo liberas de malas hierbas.
Como el joyero retira la falsa piedra
del colgante qué al sol espera.
Llega el Otoño
entre sustos y tormentas, miras al cielo
y te atrapa el miedo a perder tú siembra.
Una bella mañana
llena de esperanza ¡ los campos siegas !
Después de tantas dudas, amigo labrador...
Consigues engarzar el broche de tú cosecha.
Final perfecto, es cierto que se nos pasa por alto el trasiego desde la siembra hasta la cosecha, solo lo sufren los labradores. Un abrazo
ResponderEliminarQuería qué la cosecha fuese buena porque me apetecía hacer un pequeño homenaje a todos los labradores que en silencio cada día sufren montones de inconvenientes para llegar a ver el resultado de su trabajo.
EliminarAbrazos amiga Ester
Y qué placer cuando tan laborioso y duro trabajo, se ve recompensado por su maravilloso fruto…
ResponderEliminarMuy bonito poema…
Abrazos, y feliz noche.
Trabajan sin descanso y, muchas veces ven que el valor de sus cosechas no se corresponde con lo que les pagan por ellas.
ResponderEliminarLos intermediarios son los que se llevan todas las ganancias casi siempre.
Abrazos amiga.